6 de noviembre de 2009

La niña del balcón.


Peinaba su pelo ondulado en su habitacion, suave y negro como la noche. Dejó su peine en la mesita y se acerco a su balcón, y alli lo vio, y alli se vieron, él muchacho joven, como ella, se encontraba trabajando en una obra de la calle, de mirada profunda de repente la vio salir a su balcón.
Y durante un tiempo, el cual pararon, se miraron. Ojos negros tenia el chico, fuerte y con aspecto algo alocado, ella simplemente lo miro, le gusto y sin saber como se enamoró. En el justo momento de aquella larga mirada su madre apareció, llamo a su habitación, la reclamaba para ir a comer y ella sin más se fue.
El termino su trabajo y se marchó, al día siguiente esperaba verla, impaciente, no pudo dormir pensando en su mirada de negros ojos y su largo y ondulado pelo negro.
Miro hacia el balcón de su dormitorio, una y otra vez, pero nadie salia a mirarle, todo el día trabajado, todas las horas esperando pero no salia aquella joven delicada como el posarse de una pluma en cualquier lugar, de repente la puerta del balcón se abrió, el nervioso miro, pero fue el viento quien empujó la puerta, en la habitación no había nadie, la niña morena se marchó, emigró.
No fue una mala pasada de su imaginación, la niña del balcón ya no estaba, aquella que con una sola mirada le había dado todo el cariño y la comprensión que necesitaba, ella, misteriosa ya no estaba.

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