28 de noviembre de 2009

A un artista que va pisando fuerte.

Aunque no pude estar allí, lo soñé, lo sentí.

Mis ganas.... mil, pero ya te digo que no pude estar allí.

Desde lejos, en la distancia, no sé, lo presentí.

Lola me llamo y a veces me siento sola entre mil, como en tu canción, ojalá hubiera podido escucharla de tu boca, en directo, en fin.

En la gira te veré, no lo sé, mis obligaciones...mil.

Pero te lo juro de veras, lo intentaré, intentaré estar allí y verte por fin.

Arte que tu tienes, genio, el que llevas dentro,ángel, lo guardas en tu corazón, alma, no se si la más grande, pero te aseguro que si que esta llena de amor.

Los días pasan, antes de que te enteres, ansías algo mucho, y lo esperas nervioso, pero antes de mirar al lado ya casi casi se te ha pasado.

Por eso te digo alma grande, disfruta cada uno de tus momentos como si fuese el último, porque lo que está claro es que no se volverá a repetir.

Guarda en tu corazón aquello que te llene, y tenlo lleno siempre, así como yo, bueno al menos eso intento.

Es tu momento, disfrutalo.

22 de noviembre de 2009

Encontrandose


Las manos le comenzaron a sudar, no sabia que hacer, en ese momento la llamo, sabría que contestaría su madre, pero no tenia ni idea de que historia se iba a inventar para poder localizarlas.
Su madre contestó, tal y como él esperaba, de repente le entro un cosquilleo por el cuerpo y sin darse cuenta comenzó a temblar.
Hablo con la mujer diciéndole que tenia una carta para ella, que provenía del pueblo, era urgente y no tenia nueva dirección para enviarla, fue lo que se le ocurrió.
Consiguió así una dirección y andando se dirigió hacia allí.
En busca de aquellos ojos negros en busca de la misma mirada en el balcón, su mente se volvió a perder en aquella mirada dulce y a la vez misteriosa, su mente volaba y se regodeaba colándose entre su pelo negro sintiendo su respiración y recibiendo una sola de sus palabras.
De repente volvió en sí, madre mía ¿donde estaba ahora ese muchacho?, Ahora si que se había perdido, pero en fin es lo que tiene estar enamorado, vas con la venda puesta y no ves ni los nombres de las calles.
La dirección que le habían dado le llevo a un bloque de pisos con un jardincito comunal.
Conforme se iba acercando se iba quedando paralizado, ayer le vi la cara y hoy la tengo de espaldas, esta allí sentada en aquel banco del jardín, leyendo un libro cualquiera.
Levantó la mirada y se extrañó, ese chico le sonaba de algo, de repente le dio un vuelco el corazón, sus ojos conocieron en un instante el fondo de mi alma.
El libro cayó al suelo, el se acercaba cada vez más, ella se levantó, intento coger el libro, pero entonces sus manos se rozaron, él cogió el libro y se lo entregó nervioso, ella lo recibió y se miraron a los ojos.

Sus almas volvieron a conectarse durante esa mirada, y mágica mente se besaron.

Mientras tanto su madre miraba por la ventana por si veía al mensajero de la carta.

El nido de golondrinas.


Antonia es una mujer dulce, tranquila, algo cotilla, graciosa, compasiva y Manuel, algo bruto, trabajador y solitario, poco hablador y a veces gracioso, solo cuando se lo contagiaba Antonia.

Esta sentada en la puerta del patio, en una sillita de madera y anea, su marido la acompaña. El trabaja en una canastita de mimbre, le serviría para llenarla de todo lo que pudiese conseguir en su huertecito.
El patio de paredes blancas encaladas esta repleto de macetas y flores, con un portón grande de madera y una ventana que provenía de su cocina.
Los dos callados, en silencio, ella esta tejiendo un tapetito de ganchillo para ponerlo en la mesa, así colocaría encima la jarrita de agua que le regalo su hija por su día, era para filtrar agua, le dijo, cosas modernas pensó la mujer, pero bueno era un regalo y si decían que eso era bueno, seria, para que discutir.
Le dijo a su marido que como el agua de la fuentecilla mayor ninguna y Manuel asintió con la cabeza.
En la pared del patio muy arriba pegadito al tejado, había un nidito de golondrinas, ya llevaba hay un par de años, a Manuel no le gustaba porque decía que manchaba la pared del patio y hacían ruido, pero ella, le dijo:

-Manuel, hombre , deja a las golondrinas tranquilas, que al patio le dan vida y me tienen entretenida.

El calló, como siempre se haría lo que ella quisiera, así fue siempre, a Manuel no le molestaba, pero siempre refunfuñaba, decía que las mujeres siempre se salían con la suya.

Siempre la misma rutina, todas las tardes se sentaban en las mismas sillitas al fresquito del patio, un día Manuel se extrañó, Antonia llevaba tiempo perdiendo la cabeza pero hoy ya era demasiado, hasta creía que era él el que la estaba perdiendo.
Antonia por favor no digas eso que es mentira, pero ella con todo lujo de detalles le empezó a decir lo que habían echo en la mañana de aquel día, por supuesto mentira , aunque a ella le parecía la mas grande de las realidades.
Le decía que habían ido al banco, a cobrar la paga del mes, que él se había puesto los zapatos marrones nuevos, porque para ir al banco siempre se arreglaban, le dijo la ropa que ella creía que Manuel se había puesto, y Manuel , la verdad no supo que decirle, al final le dio la razón, pero en seguida llamo por teléfono a su hija.

Mama esta muy rara cielo, dice cosas raras, será la edad decía él, y una vez advertida su hija la llevaron al médico, engañada por supuesto, ella se encontraba perfectamente.

Señores, señorita, tengo que decirles que su esposa, su madre, sufre de una enfermedad degenerativa, es ALZHEIMER.

Tras el diagnostico que podían hacer.

Manuel la quería tanto y le dolía tanto verla perder la cabeza día a día, que no supo como reaccionar, que hacer. ¿Cómo tratarla? Como su mujer de toda la vida, como a una niña o como a una enferma?


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Paso el tiempo y acostada en la cama llegaba bien a ver su nido de golondrinas, siempre decía no me quites mis golondrinas, que al patio le dan vida y me tienen entretenida. Es lo único que repetía.





Algo cercano que duele y con lo que tienes que aprender a vivir, un consejo a una persona con Alzheimer no le lleves la contraria, dale siempre la razón, con todo el cariño, aunque te saque de tus casillas. Paciencia y amor.

13 de noviembre de 2009

Por que estais ahi.

A veces me siento sola entre un millón, a veces ni me siento, otras insignificante como una gotita de agua en el inmenso y grandioso mar, perdida, sólo cuando estoy contigo me siento grande y especial, mi amor te quiero, sólo cuando estoy con vosotros me siento llena, bien, a gusto y sin miedos. Gracias.

11 de noviembre de 2009

Quien eres?

Alguien de Córdoba entra aquí todos o casi todos los dias, puede ser la misma persona, puede que sean distintas pero de Córdoba, no se me hace muchisima ilusión que la gente me lea, normalmente nadie entra aquí, tengo algun que otro lector, pero no diariamente, así que si eres una sola persona que ves esto todos los días, me gustaría agradecerte esto, y pon algo en el chat de abajo, me gustaría hablar contigo, saber quien eres, si te conozco o simplemente te gusta lo que escribo, no se, me intriga. Muchas gracias.

8 de noviembre de 2009

Buscando

El mismo chico, joven y desaliñado dejo sus herramientas y se dispuso a preguntar en la casa de al lado, alguien sabría algo, ¿donde habían ido?
Llamo a la casa de al lado y salio una mujer anciana, le dijo que marcharon a la ciudad, pero no sabia muy bien a que barrio, así que lo mejor seria que le diera el número de teléfono de la mujer que vivía allí, y se lo dio.
Un móvil, era lo que tenia para poder localizarla, pero era de su madre, ahora no sabia que hacer.
Pensativo se atrevió a dejarlo todo para buscarla, rápido fue hacia su casa para coger algo de dinero,
y le dijo a su madre que no se preocupara no estaba loco, bueno si por ella, por la niña del balcón.
Llego a la parada de autobuses, y compro un billete, tomo su asiento y entonces se le vinieron a la mente las imagenes de su mirada, de su pelo ondulado y negro como la noche, su boca, pero la interminable mirada de la niña del balcón es lo que lo tuvo obnuvilado durante el resto del viaje.
Llego a la ciudad y bajo del autobús, pero se detuvo contemplando su móvil.
¿Que hacer ahora?

6 de noviembre de 2009

La niña del balcón.


Peinaba su pelo ondulado en su habitacion, suave y negro como la noche. Dejó su peine en la mesita y se acerco a su balcón, y alli lo vio, y alli se vieron, él muchacho joven, como ella, se encontraba trabajando en una obra de la calle, de mirada profunda de repente la vio salir a su balcón.
Y durante un tiempo, el cual pararon, se miraron. Ojos negros tenia el chico, fuerte y con aspecto algo alocado, ella simplemente lo miro, le gusto y sin saber como se enamoró. En el justo momento de aquella larga mirada su madre apareció, llamo a su habitación, la reclamaba para ir a comer y ella sin más se fue.
El termino su trabajo y se marchó, al día siguiente esperaba verla, impaciente, no pudo dormir pensando en su mirada de negros ojos y su largo y ondulado pelo negro.
Miro hacia el balcón de su dormitorio, una y otra vez, pero nadie salia a mirarle, todo el día trabajado, todas las horas esperando pero no salia aquella joven delicada como el posarse de una pluma en cualquier lugar, de repente la puerta del balcón se abrió, el nervioso miro, pero fue el viento quien empujó la puerta, en la habitación no había nadie, la niña morena se marchó, emigró.
No fue una mala pasada de su imaginación, la niña del balcón ya no estaba, aquella que con una sola mirada le había dado todo el cariño y la comprensión que necesitaba, ella, misteriosa ya no estaba.

Nada ocurre por casualidad.

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